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martes, 7 de diciembre de 2010

Ablación: Prohibido sentir

Para quienes aún no conozcan el significado de este concepto les anticipo que  'ablación' implica tortura y sufrimiento, y es que el simple hecho de escribir sobre la ablación ya produce cierto dolor.

La ablación o mutilación genital femenina comprende una serie de prácticas consistentes en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las niñas, con el único e ilógico fin de que no puedan sentir placer sexual, ya sea por motivos religiosos, culturales o sociológicos; que por mucho que haya que respetar la diversidad cultural y social, me resultan todos estos motivos más que incomprensibles:

Sexuales: a fin de controlar o mitigar la sexualidad femenina.
Sociológicos: se practica, por ejemplo, como rito de iniciación de las niñas a la edad adulta o en aras de la integración social y el mantenimiento de la cohesión social.
De higiene y estéticos: porque se cree que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos.
De salud: porque se cree que aumenta la fertilidad y hace el parto más seguro.
Religiosos: debido a la creencia errónea de que la ablación genital femenina es un precepto religioso.

Lo más incomprensible aún es que se trata de una práctica demasiado común: cada año más de 2 millones de niñas en el mundo sufren esta mutilación, según fuentes de RTVE. La ablación se practica principalmente a niñas y adolescentes de entre 4 y 14 años de gran parte del continente africano y Asia, aunque también se conocen casos en Europa, Australia, Canadá y los Estados Unidos, donde las cifras van en aumento, concretamente entre los inmigrantes procedentes de África y Asia sudoccidental. UNICEF calcula que alrededor de 70 millones de niñas y mujeres actualmente en vida han sido sometidas a la ablación genital femenina en África y el Yemen.

En cuanto a las consecuencias de esta terrible práctica social  no basta con afirmar que son estremecedoras. Muchas de las niñas a las que se les extirpa el clítoris mueren durante la mutilación, mientras que las que logran sobrevivir han de acarrear con graves problemas de salud durante toda su vida (graves dificultades en el parto, fuertes dolores durante la menstruación, susceptibilidad al contagio del VIH/SIDA, hepatitis, etc.), por no mencionar el estado de colapso inducido por el intenso dolor y el trauma psicológico que sufren durante el acto.

La ablación o mutilación de los genitales femeninos constituye, sin lugar a dudas una verdadera violación de los derechos fundamentales de las niñas: se trata de una práctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el daño, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante; el derecho a la protección frente a prácticas tradicionales peligrosas y el derecho a decidir acerca de la propia reproducción. 

Ablación por dinero
Aunque resulte dificil creerlo, detrás de esta primitiva tradición también hay una razón económica escondida bajo la máscara de la religión y la cultura.

Las personas que practican la ablación genital femenina son generalmente comadronas tradicionales o parteras profesionales. La ablación genital femenina es un servicio muy valorado y muy bien remunerado económicamente en los países donde se practica, por lo que es fácil inferir que el prestigio en la comunidad y los ingresos de estas personas puedan estar directamente ligados a la práctica efectiva de la intervención.

¿Cómo se podrá entonces eliminar esta práctica si incluso quienes la llevan a cabo (mujeres que conocen perfectamente la tortura y las consecuencias que conlleva la ablación) tienen intereses en que se siga efectuando?

La lucha por su erradicación
Como no podía ser de otra forma, la ablación es repudiada por cientos de ONG, por la OMS y por la ONU. Y aunque resulte contradictorio con las cifras antes mencionadas, cada vez se llevan a cabo más cantidad de acciones con el fin de eliminar de raíz esta lacra.

Otra contradicción es el caso de Mauritania. Este país se adhirió en diciembre de 2005 a los 13 países africanos que prohíben la mutilación genital femenina, gracias a la presión de las ONG, agencias internacionales y UNICEF; y aún así la cantidad de niñas con el clítoris extirpado aumenta día a día. No es una práctica en vías de extinción en Mauritania: "Entre nuestra gente, no se cree que el clítoris sea un órgano; es sólo algo que está ahí y no debe de estar. Hay que quitarlo para que la niña sea normal", afirmaba Marian Baba Sy, representante de la Secretaría de la Condición Femenina de Muritania, para una entrevista que concedió al periódico El País; y continúa, "es un órgano de erección que debe desaparecer porque la mujer ha de estar en estado de sumisión respecto al hombre, sin experimentar placer; es él quien debe tenerlo. La ablación es un valor social. Es una más de las marcas del cuerpo de las mujeres, doloroso y grave, eso sí".

De cambiar esta mentalidad es de lo que se ocupa UNICEF, la ONG Actions y la Asociación de Mujeres Anti Mutilación de España (AMAM), entre otras, quienes no cesan de promover  todo tipo de programas que eliminen esta fatal práctica. Desde ceder microcréditos a las comadronas para que dejen de realizar la ablación, presionar a los gobiernos africanos para que la prohíban y difundir programas educativos para concienciar a la población, hasta convocar seminarios con los imanes (guías, modelos espirituales y religiosos) para convencerlos de los efectos negativos de la mutilación genital femenina y que de este modo, ayuden a su erradicación, ya que según estas organizaciones, los imanes son una pieza importante para el cambio de conciencia entre la población africana.

Desert Dawn, uno de los libros de Waris Dirie
Waris Dirie, es, sin lugar a dudas, otro símbolo de la lucha contra la ablación. Además de víctima de esta práctica, Waris Dirie es escritora, top-model y sobre todo, activista en la lucha contra la mutilación genital femenina. Nacida en Somalia, Dirie fue mutilada a sus cinco años. Su padre quiso venderla a un hombre casado, pero  más tarde logró escapar hasta Londres, donde un fotógrafo se enamoró de su belleza y la llevó hasta las pasarelas más prestigiosas del planeta.

Nunca ha dejado de moverse para eliminar la ablación. Autora de tres libros que hablan sobre la mutilación genital femenina, contando su propia experiencia y la de muchas otras niñas africanas, Dirie ha sido también embajadora especial de la ONU desde 1997 hasta el 2003. Sin embargo, para ella nada es suficiente, y en 2002 fundó su propia organización para luchar contra la ablación, la Fundación Waris Dirie. Todo un ejemplo de voluntad.

Pero Waris Dirie no está sola, como ella, muchas otras mujeres han decidido dar voz a estas víctimas de maltrato. Efua Dorkenoo, procedente de Ghana, es otro ejemplo, y no un ejemplo cualquiera: Efua es, como se muestra en este vídeo, una de las pioneras en la lucha contra la ablación.


Como Efua Dorkenoo defiende en este reportaje, la ablación debería ser un tema obligado en las agendas internacionales, especialmente en nuestro mundo Occidental donde tenemos los recursos suficientes como para eliminar esta lacra y donde aún, hoy en día, sigue siendo un tema tabú del que poco se sabe, poco se habla y poco se hace.

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Puff.. sabía que en un momento u otro publicaríais una entrada sobre esto... Davinia, Rocío y yo el año pasado hicimos un trabajo sobre las mujeres en el Tercer mundo, y este fue el primer tema en el que pensamos las tres. De hecho, para informarnos más sobre el tema vimos incluso la película de Flor del Desierto, que te explica la vida de Waris Dirie. La película es increíble y consigue explicarte esta tradición de una forma tan clara, que las tres acabamos impresionadas e indignadas de que aún se siga practicando.
    Estoy con vosotras en que la erradicación de esta practica es más que necesaria, pero las primeras que deberían revelarse contra ella son las mujeres que la han sufrido, que aunque algunas ya empiezan a hacerlo, otras obligan a sus hijas a pasar por el mismo ritual por el que ellas sufrieron y seguirán sufriendo toda su vida.

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  3. El que és més vergonyós en tot açò és que les autoritats internacionals ni tan sols es pronuncien al respecte, i el més trist és que si feren la seua feina com han de fer-la, aquestes coses no passarien...

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  4. Recomiendo un capítulo de la serie documental Los pueblos del Rift Valley, "Norró. Historia de una ablación". Lo echaron en La2 hace ya muchísimo tiempo, es de las cosas que más me ha impactado nunca.
    Cuenta la historia de dos hermanas que fueron sometidas a la ablación, las cámaras conviven con ellas y su familia durante varios días para intentar mostrar todo lo que este fenómeno conlleva. Siempre se me quedará marcado cómo explican las hermanas que si no se someten a esto no son aceptadas por la sociedad, no pueden casarse ni tener hijos...
    Increíble, una de las facetas más tristes y desgarradoras del mundo... Creo que intentar explicarlo o opinar sobre ello está de más, después de ver, descubrir que pasan cosas así todo lo demás deja de tener sentido o importancia.

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  5. Me parece increible que la ablación se siga practicando... Por cierto, la película de La Flor del desierto, ¡me encantó! es perfecta para conocer un poco más de que va este tema.

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