Buena esposa, buena madre, buena mujer

El maltrato a la mujer es una cuestión persistente hoy en día y de orígenes muy remotos.
El hombre, por el simple hecho de ser más fuerte, siempre ha tenido la posibilidad de agredir físicamente a la mujer -y salir ganando.    

     Históricamente, los hombres han podido usar tal ventaja física para someter, amenazar, o simplemente asustar a la mujer. Lo han hecho muchos, una mayoría hasta hace poco.

     En una época que a nadie resulta demasiado lejana, el sometimiento de la mujer a los deseos del hombre era algo natural y culturalmente aceptado.

     “Buena esposa, buena madre y buena mujer”, casi una cancioncilla. Todos y todas trabajaban por y para ello; la mujer, desde su nacimiento, obedecía y dependía del padre, hermano y marido, sucesivamente, y nadie se extrañaba. Los niños y las niñas, a su vez, tenían muy claro, puede decirse que interiorizado, dónde estaban los límites de su crecimiento dentro de la sociedad, aún sin saber qué significaba exactamente la palabra sociedad. La violencia, por aquel entonces, era un complemento más de las relaciones de género (adultas, claro). 

     Han mejorado muchas cosas, pero continuamos estando acostumbrados a la existencia del maltrato. La diferencia es que ahora, en vez de percatarnos porque la maltratada es alguien muy cercana, lo sabemos porque nos lo recuerda una noticia en el periódico o la televisión de nuestra casa.       

     El silencio de las mujeres maltratadas y de quienes les rodean hace que el maltrato parezca un fenómeno lejano, pero es por ese motivo que determinadas instituciones se comprometen a dar voz a las víctimas y realizan grandes esfuerzos en transmitir a la sociedad que el problema persiste. De hecho, si estamos un poco atentos, podremos observar que todas las noches, o todos los días, en nuestro salón, en la calle, a través de un periódico o de la televisión, mediante un anuncio radiofónico o con una gigantesca pancarta, se nos intenta comunicar que muere una media de 63 mujeres al año por violencia de género (ETB Noticias, 08-03-2010).

     Es muy necesario que al hombre, por el simple hecho de ser más fuerte, ni se le ocurra agredir.